En enero de 1909 el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti publica el Manifiesto de Fundación del Futurismo, que proclama el rechazo frontal al pasado, a la tradición y la defensa de un nuevo orden moderno, dominado por la máquina, la velocidad y la ciudad. El futurismo surgió en Milán y desde la ciudad lombarda se difundió con rapidez por algunos países de Europa, siendo en París donde se establecerá el otro núcleo de producción futurista. En 1910 se puede hablar ya de un grupo. Liderado por Marinetti trabajan artistas como los pintores Russolo, Carrà, Boccioni, Balla o Severini; el arquitecto Sant' Elia, el músico Pratella o el cineasta Ginna.
Un año después, en 1911, entran en contacto directo con el cubismo, al que acusarán de ser estático en exceso. Intentaron una fusión entre los dos ismos y ese "cubofuturismo" resultante será una fórmula muy extendida por Europa. A comienzos de 1913 el Futurismo está en su esplendor, tienen incluso su propia revista, "Lacerba". El presentimiento de la Primera Guerra Mundial es saludado con entusiasmo por los futuristas que confían en que una destrucción total permita hacer tabla rasa y construir desde cero la nueva cultura occidental.
La característica principal del futurismo es la plástica del dinamismo y del movimiento. El efecto de la dinámica se transmitía en vibrantes composiciones de color que debían producir un paralelismo multisensorial de espacio, tiempo y sonido. Al principio, se valieron para la realización de sus objetivos artísticos de la técnica divisionista, heredada del neoimpresionismo y más tarde se aplicó la técnica cubista de abstracción como procedimiento para desmaterializar los objetos. A partir de estas premisas, la representación del movimiento se basó en el simultaneismo, es decir, multiplicación de las posiciones de un mismo cuerpo, plasmación de las líneas de fuerza, intensificación de la acción mediante la repetición y la yuxtaposición del anverso y del reverso de la figura.
Un año después, en 1911, entran en contacto directo con el cubismo, al que acusarán de ser estático en exceso. Intentaron una fusión entre los dos ismos y ese "cubofuturismo" resultante será una fórmula muy extendida por Europa. A comienzos de 1913 el Futurismo está en su esplendor, tienen incluso su propia revista, "Lacerba". El presentimiento de la Primera Guerra Mundial es saludado con entusiasmo por los futuristas que confían en que una destrucción total permita hacer tabla rasa y construir desde cero la nueva cultura occidental.
La característica principal del futurismo es la plástica del dinamismo y del movimiento. El efecto de la dinámica se transmitía en vibrantes composiciones de color que debían producir un paralelismo multisensorial de espacio, tiempo y sonido. Al principio, se valieron para la realización de sus objetivos artísticos de la técnica divisionista, heredada del neoimpresionismo y más tarde se aplicó la técnica cubista de abstracción como procedimiento para desmaterializar los objetos. A partir de estas premisas, la representación del movimiento se basó en el simultaneismo, es decir, multiplicación de las posiciones de un mismo cuerpo, plasmación de las líneas de fuerza, intensificación de la acción mediante la repetición y la yuxtaposición del anverso y del reverso de la figura.
Artista elegido:
Severini, Gino (1883-1966), pintor italiano. Nació en Cortona el 7 de abril de 1883. Considerado como uno de los fundadores del futurismo. Sus pinturas, influenciadas por la fragmentación de la técnica cubista, representan la acción o el movimiento como una turbulenta composición de líneas y formas quebradas, como en su famoso estudio de una bailarina, Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912, Museo de Arte Moderno de Nueva York), Expansión de la luz (1912) y Mujer en la ventana (1914), estos dos últimos en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Trabajó también al fresco y realizó mosaicos. En su libro Del cubismo al clasicismo publicado en 1921 teorizó sobre la necesidad de una vuelta a la figuración basada en la geometría y la proporción. Al trabajar fundamentalmente en París, Severini contribuyó a extender el futurismo fuera de Italia.
Tren suburbano
En esta obra Gino Severini logra expresar velocidad y movimiento, tema fundamental del futurismo, mediante líneas dinámicas y pinceladas enérgicas. Las formas geométricas y ausencia de perspectiva denotan la influencia cubista en el futurismo.
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